Pasta fresca de tomate © José Maldonado

Pasta fresca de tomate © José Maldonado

Las pastas, tanto secas, como frescas, pueden colorearse con extractos vegetales. Normalmente se usa el tomate o las espinacas, pero hay gran variedad de aditivos. Incluso podemos colorearla con la tinta de calamar, para la pasta “nero di sepia”, ideal para servir con salsas de pescado y marisco. En este caso os explico cómo hacer pasta fresca de colores, la pasta de tomate.

Para elaborarla se agrega a la masa puré de tomate concentrado industrial, o bien passata de tomate casera, con lo que adquiere un tono cálido y un ligero color rojizo. La masa resultante es algo más blanda y húmeda, por lo que conviene espolvorearla con un poco más de harina durante el estirado, ya que se vuelve un tanto pegajosa.

Ingredientes, para 4 raciones (aprox. 500 gr. de pasta)

300 gr. harina, más algo más para la mesa, 3 huevos, una cucharadita de aceite vegetal, 1,5 cucharadas de puré de tomate concentrado o passata de tomate.

Elaboración

1º Amasado

Mezcla en un robot de cocina los huevos con el puré de tomate, mezclando unos segundos. Añade el aceite y la harina y mezcla a velocidad media un minuto, hasta que quede una masa fina y lisa.

Pasa a la mesa de trabajo enharinada y amasa unos segundos hasta formar una bola. Espolvorea con algo de harina adicional, hasta que veas que la masa no queda pegajosa y se suelta de la mesa. Tapa con un cuenco y deja reposar al menos media hora, para reducir la humedad.

La cantidad de harina es variable, dependiendo de su molido, del tipo de huevos y de la humedad contenida en la pasta de tomate.

Amasado de la pasta fresca de tomate © José Maldonado

Amasado de la pasta fresca de tomate © José Maldonado

2º Estirado

A continuación procedemos al estirado. Si lo hacemos a mano, habrá que disponer de una mesa amplia enharinada y un buen rodillo, mejor de madera.

Corta la masa en porciones de 50-75 gr. y procede a estirar con el rodillo, espolvoreando la superficie con un poco de harina para facilitar el proceso. Sigue estirando hasta darle el grosor deseado, normalmente menos de un milímetro, lo más fina posible.
El estirado a mano es ideal para hacer grandes láminas de masa, como las que usamos para preparar lasañas, por ejemplo. Deja entonces reposar las tiras de masa, cubiertas con harina y un trapo, durante media hora.

Pero lo más recomendable es usar la máquina de pasta. Pasa una pieza de pasta de 50 gr. por el rodillo en la posición de mayor grosor. Vuelve a pasar por el rodillo, reduciendo el grosor en cada paso, hasta llegar el grosor deseado, normalmente el último o penúltimo ajuste de la rueda. El grosor se ajusta con una rueda dentada en el lateral.

Para que salga bien habrá que enharinar un poco los rodillos y la masa de vez en cuando. Lo más cómodo y rápido es usar una máquina con motor, que nos ahorra bastante esfuerzo.

Estirado de la pasta fresca de tomate © José Maldonado

Estirado de la pasta fresca de tomate © José Maldonado

3º Cortar y cocer la pasta

Una vez lista y reposada, se puede cortar a mano, con un cortapastas o cuchillo afilado, dando las formas deseadas, como láminas grandes para lasaña o canelones, triángulos para maltagliatti, tiras para parpadelle, farfalle, tallarines, etc.

Si usas la máquina de pasta, tiene incorporado un cortador que permite hacer tagliatelle (tallarines) de diferentes grosores. En este caso hemos usado el cortador más ancho de la máquina, para hacer tallarines.

Una vez cortados se dejan reposar al menos 10-15 minutos, sobre la mesa enharinada, para que se sequen un poco, y luego se cuecen breves minutos en agua hirviendo salada. Se escurren y se sirven con nuestra salsa favorita. A disfrutar.

Secado de la pasta fresca de tomate © José Maldonado

Secado de la pasta fresca de tomate © José Maldonado

Cortado de la pasta fresca de tomate © José Maldonado

Cortado de la pasta fresca de tomate © José Maldonado