Barrio chino de Bangkok © José Maldonado

Barrio chino de Bangkok © José Maldonado

Una de las visitas más interesantes en la capital de Tailandia es la visita al mercado chino, que en realidad está disperso por las calles secundarias de un inmenso barrio chino que ocupa una gran parte del centro de la ciudad, con templos chinos incluidos. Bangkok es una ciudad bastante caótica para el concepto occidental,  y de fuertes contrastes, y sorprende la mezcla de edificios semiabandonados, incluso chabolas de madera, entre las que surgen enormes rascacielos de futurista diseño.

La mejor manera de desplazarse es en taxi, que son muy baratos, pero en recorridos cortos lo mejor es el tuc-tuc, que aquí son una especie de motocarros de vistosos colores y que son conducidos de manera endiablada entre el caótico tráfico. Es difícil transmitir las sensaciones que provoca esta visita. De entrada, el intenso calor tropical y la humedad agobian un poco, pero cuando te acostumbras puedes empezar a disfrutar del paseo. Lo mejor es adentrarse sin miedo por las abarrotadas callejuelas que conectan las avenidas principales, en donde encontramos de todo lo imaginable.

Hay que tener en cuenta que es una ciudad enorme, y como en la mayoría de las ciudades asiáticas el barrio chino es uno de los más importantes, aunque también hay poblaciones de otras zonas, como el barrio hindú, muy interesante igualmente. Si tienes tiempo puedes visitar alguno de los templos chinos, que puedes divisar por los techos de pagoda tradicionales, aunque hay que ser respetuoso y recordar que dentro están prohibidas las fotos.

tuc-tuc

Abundan las tiendas de artesanía, pero la mayoría son tiendas de especias chinas y comidas, donde se venden platos preparados almacenados en grandes ollas que se mantienen calientes. Se venden también animales vivos de todo tipo (perros no he visto, la verdad, aunque no me extrañaría), y a veces no sabes si son para compañía o para comerlos (normalmente lo segundo). Los pollos se suelen vender vivos, y son muy raros, de plumaje negro. Hay muchos puestos de venta de pato, que cuelgan enteros al estilo chino para lacarlos. Hay pescados y mariscos frescos, y mucho pescado seco, al que son aficionados los chinos.  Las verduras, frutas y especias llenan miles de tiendas, y entre ellas hay puestos ambulantes de comida, carritos con woks en los que se cocina de todo, dulces, fritos, empanadillas, carnes y pescados.

Los transportes de mercancias se hacen a mano en grandes carros que van abriéndose paso entre la multitud, y hay que estar espabilado al aviso de sus porteadores, que van gritando para que la gente les abra paso. Pocos occidentales te puedes encontrar en esta zona, pero no hay que temer nada, es muy seguro y la gente es muy respetuosa. Eso sí, casi nadie habla inglés, salvo en algunas tiendas de souvenirs, pero los precios suelen estar puestos en papelitos. Todo nos resultará extremadamente barato, un euro equivale a 50 baths aproximadamente.

Pato lacado © José Maldonado

Pato lacado © José Maldonado

Aprovechamos para comer en un noodle-bar, especie de sitios de comida china rápida (muy rápida), donde incluso te puedes sentar en la mesa, tras una breve espera, ya que suelen estar llenos hasta la puerta. En el que paramos era una especie de garaje, con la cocina en la entrada, donde preparan en segundos alguno de los platos de tallarines chinos en diferentes versiones, aunque mi favorito es con pato, claro. Los acompañan con salsas picantes, que puedes encontrar en la mesa. El calor dentro es intenso, pero merece la pena, están buenísimos.

La pena es no poder llevarse todo lo que a uno le apetezca, pero merece la pena la visita. Se pueden comprar artículos de artesanía a buen precio, y es recomendable regatear, ya que a los turistas se les suele pedir el doble de su valor real, como mínimo, aunque si no te apetece no importa, sigue siendo muy barato. Abunda la bisutería y figuritas de piedra y madera tallada, muy interesantes.

Hay otros mercados atractivos, como el mercado nocturno que al final no visitamos, o las tiendas del barrio hindú, muy buenas por la ropa, telas y tejidos de seda. Si quieres hacer compras de mayor calidad hay varios centros comerciales al estilo occidental, donde además hay tiendas oficiales del gobierno donde encuentras objetos de artesanía y seda, aunque a un precio algo superior.