El pato tiene una carne muy sabrosa y que admite muchas preparaciones. Si consigues un pato entero, puedes trocearlo y sacar las pechugas, magrets, deliciosos a la plancha. Los muslos puedes confitarlos, como te explicamos en nuestra receta de confit de pato. Y una buena manera de aprovechar los restos de carne, las piezas digamos menos nobles, es preparar con ellas estos deliciosos rillettes de pato.

Antiguamente se usaba la carne de oca, más grasa. Para prepararlo se trocea la carne y se cocina a fuego lento, con hierbas, especias y grasa de cerdo, durante horas, hasta que la carne queda muy tierna y se desprende de los huesos. Luego se deshuesa y se guarda con la grasa filtrada, que ayudará en la conservación.

Ingredientes

500 gr. pato troceado, 350 gr. manteca de cerdo, 250 cc. agua, sal, pimienta, un ramillete de hierbas (perejil, laurel, orégano), una cebolla, una zanahoria.

Elaboración

Trocea la carne en piezas medianas, con su piel. Introduce en una cazuela de fondo grueso, cubre con la manteca, el agua, la sal, la pimienta, las hierbas picadas, la cebolla y la zanahoria, picadas finamente.

Tapa y deja cocer a fuego muy suave durante 6 horas, hasta que la carne quede muy tierna y se desprenda de los huesos. Las recetas tradicionales marcan tiempos de hasta 8 horas, no hay que asustarse.

Cuela, reservando la grasa aparte. Aplasta la carne con un tenedor, sacando con cuidado los huesos y tendones.

Pasa la carne a tarros bien limpios, de porcelana o de cristal. Cubre con la grasa reservada, colada, recalentándola si se hubiera solidificado. La grasa debe cubrir la carne por completo, para asegurar la conservación.

Una vez se hayan enfriado, tapa los tarros con papel sulfurizado y conserva en el frigorífico, donde aguantarán bien un par de meses. Una vez se empieza un tarro y se rompe la capa de grasa, deberá consumirse en pocos días, máximo una semana. Esta receta de rillettes de pato lleva horas de cocción, pero es muy fácil y el resultado merece la pena. Se toma simplemente acompañado con un poco de pan tierno y un verdejo, o en su caso, riesling o un pinot noir, bien fresco.