Pimientos de Padrón © José Maldonado

Pimientos de Padrón © José Maldonado

Muchos conoceréis este producto tradicional gallego, procedente de las ricas huertas de los alrededores de la localidad coruñesa de Padrón. En realidad se trata de una variedad del pimiento jalapeño mexicano, traída a España y adaptada al clima local por los misioneros del monasterio de Herbón. El sabor de estos pimientos de Padrón es particularmente intenso, entre dulce y amargo, y algunos son bastante picantes, como bien conocen los gallegos.

Particularmente me gustan mucho los picantes, aunque a muchas personas les desagraden. El porcentaje de pimientos del Padrón picantes es moderado, en torno al 10-20%, y muchos dicen que se pueden reconocer por la forma u otras características, pero la verdad es que resulta casi imposible. Parece ser que el grado de insolación influye en el picor.

El tamaño de estos pimientos es bastante pequeño, si se compara con los pimientos normales, y parece que se debe a una adaptación del pimiento original al particular clima gallego. Hoy día se cultivan incluso en invernaderos,  por lo que la temporada natural del pimiento, desde mayo a octubre, se prolonga a casi todo el año actualmente. Además ya se cultivan en otras zonas, incluso en Marruecos.

No hay bar ni restaurante en Galicia donde no se sirvan estos deliciosos pimientos, que se fríen en aceite y se sirven calientes con sal gorda. A mi particularmente me gustan muy poco fritos, y cuando los hago en casa los salteo brevemente, en aceite de oliva bien caliente, durante un par de minutos, hasta que quedan dorados ligeramente por fuera, pero todavía algo enteros y verdes, digamos al estilo de wok chino. Así quedan crujientes y muy sabrosos.

© José Maldonado

Pimientos de Padrón © José Maldonado

Ayer los probé crudos, y están muy buenos, por lo que preparé un aperitivo de pimientos (crudos) rellenos con queso de tetilla, y regados con un hilo de aceite de oliva y un poco de sal gorda y orégano. Poco ortodoxo, desde luego, pero no dejes de probarlo.