Para un español, acostumbrado a nuestras comidas más o menos copiosas, las comidas en Holanda te pueden dejar, digamos, indiferente. Sobre todo si tenemos en cuenta que al mediodía suelen tomar un menú ligero a base de un bocadillo o baguette con jamón, queso o verduras, o una ensalada, y poco más.

El almuerzo habitual en el trabajo, según mis amigos, se trata de unas rebanadas de pan de molde con mantequilla, o más bien margarina, cubiertas con virutas de chocolate. Otra de las opciones para los almuerzos en la cantina de las empresas es el uitsmijter, una rebanada de pan de molde con jamón cocido o bacon y un huevo frito encima.

Los hábitos alimentarios son un tanto paradójicos, ya que aunque les gustan mucho las ensaladas y verduras, las comidas en casa suelen ser más contundentes, a base de muchos platos precocinados, acompañando todo de abundantes salsas, y es evidente que comen mucha carne y poco pescado.

Los platos más famosos y comunes son las kroketten, una especie de croquetas fritas en grasa, de masa espesa con sabores un tanto inesperados, algunas incluso con curry. Otros menús habituales son los pannkoeken, a modo de crepes o tortitas salteadas en mantequilla, servidas con bacon o queso, por ejemplo.

En los puestos callejeros, que abundan por todas partes, incluso en las estaciones y centros comerciales, sirven de todo, patatas con mayonesa o salsas picantes, kroketten, bocadillos varios, bebidas, incluso pasta, dulces, etc. Otra alternativa dulce son los poffertjes, unas tortitas pequeñas, hechas en moldes especiales, muchas veces en puestos ambulantes, y que se sirven con azúcar o melaza.

Los holandeses parece que siempre están comiendo, puedes verlos picando alguna cosa a cualquier hora, camino del trabajo, por la calle o en el tren. Por eso es normal que haya puestos de comida rápida y quioscos por cualquier rincón.

El colmo de este tipo de establecimientos son los puestos de comida automáticos, en los que introduciendo una moneda puedes abrir una pequeña ventana en expendedores calientes, donde puedes adquirir una ración de casi cualquier cosa de las que hemos mencionado, sobre todo kroketten, fikandeller  y hamburguesas. Hay cadenas famosas de este tipo de expendedoras, como Febo o Smullers.

Para acabar este comentario, la influencia oriental es evidente en la cocina holandesa, como el kip saté, brocheta de pollo con salsa de cacahuetes, abundando los restaurantes asiáticos de calidad, y no es raro encontrar puestos de comida preparada oriental para llevar. En muchas zonas de oficinas se toma un almuerzo a base de arroz con diferentes salsas y acompañamientos de verdura o carnes, un plato koreano, o algo de comida japonesa.

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