© José Maldonado

© José Maldonado

Ya  sabéis que me gustan mucho los panes, tanto hacerlos como comerlos, y los usos en cocina del pan son muchos, desde unas simples migas a sopas más elaboradas. En mi reciente visita a Oporto descubrí uno de sus panes más conocidos y apreciados por los portugueses del norte, la broa de Avintes, un curioso pan oscuro con forma de torre.

Se trata desde luego de una rareza, con su extraño aspecto yo diría que medieval, oscuro, pesado, denso y espolvoreado de harina. A diferencia de la broa de milho (pan de maíz), más ligero y hecho de harina de trigo y una variedad de trigo blanco de la zona, esta broa se hace con harina de centeno y mijo,  cereal este último poco usado hoy día.

El proceso de elaboración parece muy largo, seguramente fermentado con masa madre, a la vieja usanza, y el horneado se prolonga durante cinco o seis horas.  Se consigue así un pan de color castaño oscuro, denso, de sabor intenso y algo agridulce, con una miga muy compacta y de textura algo humeda.

Una gran ventaja es que se conserva perfectamente, y tierno, sin refrigeración, durante muchos días, seguramente gracias al contenido en humedad que evita se reseque. El sabor recuerda un poco a los panes de centeno suecos, y si lo cortamos en rodajas finas podremos usarlo para preparar aperitivos, servido con mantequilla, pescado o patés. Por cierto, no dejes de probarlo con alguna de las excelentes mantequillas locales, de intenso sabor, de venta en las manteigarias, o un poco de queso de oveja portugués.

Se ha creado una cofradía (asociación) para la protección de la Broa de Avintes. Avintes es el puerto de Vilanova de Gaia, justo al otro lado del Duero en Oporto, y donde se situan las famosas bodegas donde envejece el Oporto.  A finales de agosto celebran una fiesta para celebrar su broa (fista de la broa).

© José Maldonado

© José Maldonado